V. Sabor de ciudad
El cambio estacional es una constante dentro de la tradición del haiku. Su presencia pone de manifiesto la comunión que existe entre la conciencia humana y la naturaleza de la que formamos parte. Basta con voltear al cielo, o con ver cómo caen las hojas en otoño para suponer cuál es nuestro "aquí y ahora".
Los edificios
dejan la calle en sombra.
Tirita un viejo

María del Carmen Guzmán Ortega
Sin embargo, un "exceso de conciencia" por parte del ser humano nos ha llevado a modificar considerablemente nuestro entorno. El paisaje de ríos y montes de antaño, ahora son largas calles por las que transitamos; enmarcados siempre por la silueta urbana de edificios, antenas y puentes.
atasco vehicular
incluso un niño
ha contado hasta cien

Camila
Digamos que la ciudad, al ser el entorno predominante de nuestras vidas, nuestro "aquí y ahora", se ha convertido en una especie de "quinta estación" que sólo cambia en la medida en que el medio ambiente influye sobre ella.
claro de luna
el estacionamiento
abandonado

Sr. González
Bajo una estación de metro, por ejemplo, sólo la temperatura nos dice en cuál de las estaciones del año estamos. Y cuando llega la noche o el amanecer, la cantidad de pasajeros nos da una señal de la hora que transcurre, marcando "horas pico".
Así y sin más, la estación de metro permanece enteramente igual respecto a la estación climática del exterior.
lleno el vagón
la flor en su mano
es más amarilla

Susana Dorantes
Pero ocurre que existen rincones o situaciones en que la naturaleza únicamente queda representada en las ciudades por lo que a nosotros como seres humanos provenientes de ella nos toca. Es decir, que la ciudad acapara completamente la ventana diminuta del haiku y sólo quedamos los seres humanos como testigos.
Esta es una excelente oportunidad para que Ud. exprese lo más profundo de su sentir a través de su propia experiencia, pues es ahí donde nace el verdadero haiku urbano: cuando Ud. demuestra que sigue siendo parte de la naturaleza, aun cuando no existan rastros visibles de ella.
abren las puertas
nadie sube ni baja
de los vagones

Zeta
Siendo el haiku una expresión arquetípica de nuestro "aquí y ahora", acepte la ciudad y sus eventos tal como son. Tenga en cuenta que cada evento de la ciudad puede ser un buen motivo para escribir un haiku; y que cada haiku es una excelente oportunidad para releer su ciudad.
Y si tiene el gusto de que la naturaleza estacional lo complemente, perfecto. Pero si esto no le sucede, concentre su atención en lo que sus sentidos le han indicado.
¿Cuándo fue la última vez que le ladró un perro en la calle?
vino la luz
un ebrio cruza el barrio
entre ladridos

Jorge Braulio
Israel López Balan