XVII. Mañana de domingo
Hoy la mañana encanta con no tener nada qué hacer. Por supuesto es fin de semana.
Se ha levantado tarde y ha hecho sus abluciones. Ha bajado al primer piso de una casa vacía pues el resto de la familia está de vacaciones. Solamente la perra, Lara, ha venido a dar los buenos días.
Ha puesto una música tibetana. Ha desayunado frugalmente y ha salido a tomar el sol al patio lleno de flores y hojas caídas debido a las lluvias de anoche.
Unas reinitas saltan entre las enredaderas floridas donde también hay abejas. Un canario canta. Pasa una mariposa. Lara se ha ido hacia el patio vecino.
El sol se derrama a ratos desde un cielo salpicado de nubes blancas. La música se ha acabado, pero ya no escucha, al arrullo de la brisa suave del nada que hacer.
Para la hormiga
montañas peligrosas
las gotas de agua.
Rafael García Bidó