Deseo hablaros de Ignacio García García, quien generosamente ofrece su hermosa casa, en una colina sobre Murcia, para que tengan lugar veladas poéticas, literarias y musicales en el magnífico escenario de su jardín, rodeado de árboles frondosos y flores trepadoras. Y, sobre todo, de la cálida acogida que dispensan tanto él como su esposa, Mercedes, quien colabora activamente en estos encuentros.
Ha sido para mí un gran placer ser invitada a una de estas veladas, el pasado día 13 de Julio, para recitar mis poemas ante un público amable y atento, que mostró gran interés por el haiku, haciéndome preguntas al finalizar la lectura. Incluso me hablaron de un proyecto que se les ocurrió en el transcurso del acto: escribir haikus sobre "los domingos", reflejando cada cual lo que siente ese último día de la semana.
Manifestaron también curiosidad por la página El Rincón del Haiku, pues algunos desean visitarla e, incluso, colgar en ella algún haiku improvisado, ahora que ya tienen una idea más concreta sobre esta forma poética.
La velada se cerró con una sabrosa cena al aire libre, en la que todos los asistentes nos reunimos en torno a las mesas esparcidas por el jardín, compartiendo comida, comentarios, risas y un excelente vino.
De todo ello guardo un recuerdo muy grato, pero lo que admiro especialmente es la labor que realizan ambos, Ignacio y Mercedes, para que, como dicen ellos, todos disfrutemos de su casa y podamos compartir con los demás el trabajo creativo. Hay que decir que ya llevan 34 veladas organizadas, durante 9 años consecutivos, por las que han pasado personajes del mundo literario murciano como Soren Peñalver, Ignacio Salvador, Juana J. Marín Saura, Fulgencio Martínez, Amada García Puentes, J. Ramón Barat, Pascual García o Santiago Delgado, entre otros. Además, ha habido veladas musicales y de variadas manifestaciones artísticas...
Incluyo estas imágenes que ilustran mejor que las palabras esos momentos mágicos en Casahermosa, así como un haiku de mis anfitriones, que resume poéticamente esta velada.
Sentidos haikus
van cayendo en el césped
y lo reviven.
Susana Benet - Julio, 2007