V. Haikus de los almendros en flor
Son muchos los poemas que identifican a la naturaleza con el Ser Supremo:
"La montaña, ¿no es el cuerpo del Buda?
El río, ¿no es su fluyente lengua?"
Para Antonio López Baeza, la floración de los almendros constituye una de las más claras expresiones de Dios, y lo refleja en ocho haikus luminosos que forman parte de su libro inédito A la sombra de los almendros en flor.
Antonio López Baeza es sacerdote y ha cultivado desde siempre la poesía. Publicó en su juventud el poemario Luz en el tiempo. Luego ha seguido escribiendo poemas "en secreto". Fruto de este amor clandestino son varias obras que siguen en su cajón y que esperamos que vean pronto la luz. Sí ha publicado otros libros de espiritualidad cristiana: Canciones del hombre nuevo, Experiencia con la soledad, Imágenes y profecías de la amistad, Ráfagas del espíritu, Contemplación de Navidad y Un Dios locamente enamorado de ti. Leyéndolos nos encontramos con un contemplativo, un amante de la soledad en lo que ésta tiene de ahondamiento en uno mismo, de discernimiento de vida, de encuentro profundo con el otro:
"Huir a la soledad... es derribar el muro de malentendidos que nos separan a unos de otros, y recobrar la calma espiritual necesaria para poder darse, para poder compartir lo que cada uno tiene de más auténtico."
Antonio, al que he conocido recientemente y con el cual compartí un inolvidable arroz de su huerta murciana, me dice que “nuestros haikus castellanos quedan muy lejos de sus homónimos japoneses”. Los suyos son distintos de la mayoría de los clásicos, sobre todo por la utilización de la metáfora. Podríamos decir que son haikus occidentales. Pero qué importan los términos si, bajo la tela suave de sus palabras, encontramos la auténtica poesía. Rompamos, pues "la tela deste dulce encuentro", como diría San Juan de la Cruz, y dejemos que los haikus occidentales, franciscanos, de Antonio, nos lleven al encuentro más deseado: con la naturaleza, con nuestro fondo auténtico, con algo que nos sobrepasa y de lo que formamos parte, que derrumba nuestra individualidad y nos hace inmensos...
1

MAR del mediodía
almendros en flor
velas extendidas.
2

AÚN invierno
corazón caliente
florido pecho.
3

AMIGO bueno
de mi esperanza
testigo cierto.
4

SI te contemplo
tu flor me ensavia
y me hace eterno.
5

TAMBIÉN mi carne florece
cuando ante el almendro en flor
enmudece.
6

SALMOS de alabanza
brazos florecidos
que hasta el cielo se alzan.
7

MIRARTE es orar
dejar que en mis ojos
florezca la paz.
8

¿LA eternidad? ¡Qué importa,
cuando una flor de tiempo
te basta y sobra!

Autor del texto en prosa: Frutos Soriano
Autor de los haikus: Antonio López Baeza