XXVI. Panchito, el pescador
Remendando redes y limpiando las escamas de los peces, Panchito, el pescador, cantaba tangos. Su sonrisa formaba parte de las olas, y de sus palabras brotaba el candor de un viejo navegante, reflejando en sus ojos el silencio más profundo del océano.
Merodeaba por la playa afilando su cuchillo en las peñas, desollando lenguados, corvinas, tollos, pintadillas. Almorzaba en mi casa los fines de semana relatando cuentos que nacían en el puerto, extendiéndose hacia alta mar. En las noches de carnaval nadie bailaba como él, nadie piropeaba como él a las muchachas, con arrogancia, coqueteo y graciosa picardía.
"Mi música es el oleaje de la marea que sube y baja", repetía entre sorbos de pisco, mientras continuaba recitándonos su vida, que repentinamente transformaba en canción.
Deambulando
a lo largo de la playa
cantos de alta mar.
Alfonso Cisneros Cox