XXV. Ensueño
Soy parte de las algas sucias abandonadas en la orilla, envuelto en un hedor que va destiñendo mi palabra y me vuelvo sol y salto sobre las estrellas que me gritan sobre las rocas navegando y se hunde el aliento del ahogado y no puedo salir a la superficie y tiemblo cada vez más mirándote con espanto y siento el golpe de tu rostro lacerándome la frente sujetando tus manos y no puedo tocarte ni observar el cielo y me revuelco sobre mi almohada tratando de respirar y alguien me vuelve a gritar y su grito es de sal y desconsuelo y las conchas que suenan me ensordecen y no puedo controlar una avalancha de tierra y plumas que trae la paraca que sopla y sopla en el arenal que me cubre que me tapa y no entiendo tu respuesta porque no tiene pregunta y gimo y me agoto luchando entre ángeles cansados que me zamaquean y me despierta un cristal que se quiebra, y es la voz de Emilia arrullándome con su ausente corazón.
Es aquí donde te dejo
invisible punzada
de la noche
Alfonso Cisneros Cox