XV. Por la luz de la quebrada
Algo perdido suena y resuena por la luz de la quebrada. Aparece en mis pies, en las rodillas, subiendo hacia la parte más negra de mi cuerpo, como un manto cubriéndose de amarillo, marrón, blanco, desnudando mi ropa o algún miembro desprendido.
Un zumbido quema el interior de mi boca cuando hablo o dejo de callar, como el sufrimiento de las piedras perdidas hacia el horizonte de tierras invisibles. La sangre de una constelación vuelve a aparecer dentro de un agujero secreto, inoportuno. Y me despierto entre peces y agallas.
Y duermo profundamente dejando resonar los antiguos sonidos del mar o los ancestros ausentes por desiertos despoblados.
En cada ángulo
pregunto tu extensión
menuda arena
Alfonso Cisneros Cox